26.9.09

Tampoco se retrocede

Decides cambiarlo. Te sientas en el centro del cuarto y desde ahí escuchas el ruido de las conversaciones cruzadas; a tu alrededor hay mucha gente de pie, ignorándo tu presencia.
Te has cansado de tratar de salir de ese lugar, donde no escuchan, te atropellan y nadie te ve.
Al principio la luz es difusa pero clara, va pasando el tiempo y se va oscurenciendo todo. Ya no hay espacio entre la gente para que te alcance a llegar un poco de luz ahí donde te encuentras solo.
Antes habías tenido aliados que tomaban tu mano entre la multitud para que no te perdieras; casi habías alcanzado la puerta cuando todo cambió. Durante mucho tiempo te sostuvieron la mano con fuerza pero con el paso del tiempo se fueron acabando la energía; la multitud empujaba muy fuerte en tu contra y jalaba de todos. Avanzabas lentamente con la esperanza de que el tiempo no les alcanzara, pero un día ya no sentiste su mano sobre la tuya. Te habías quedado solo, sin fuerza para llegar a la puerta, sin poder huir de ese lugar y ya no tenías en quien apoyarte más.
Sabes que no te abandonaron, sabes que todos han caído en la eterna batalla de la supervivencia; te duele haberles perdido porque eran lo que te mantuvo a flote por tanto tiempo. En este lugar nadie sobrevive solo.
Pasaste algún tiempo luchando en contra de la multitud que grita con toda sus fuerzas y te empuja hacia adentro, tratabas de encontrar tu camino. De pronto ya no valel a pena, has entendido que hagas lo que hagas no saldrás de este mundo.
Entiendes que el lugar te ha hecho quien eres, que salir de ahí ya no significa nada, no estas preparado para el cambio.
En un instante entiendes que tanta gente no puede estar equivocada, las personas te guían a tu destino. En ese momento soltaste todo tu equipaje, ya no necesitarías llevar contigo nada a ninguna parte.
Quieto, donde habías decidido rendirte, viste como la gente te fue arrebatando todo lo que tenías, ya no quedaba nada en tus manos. Te quedaste en silencio, atento a los gritos de los demás; todo parecía tan diferente.
No te veían pero sabían que estabas ahí, cuando menos te diste cuenta ya la gente no te movía. Habían logrado estancarte en tu lugar, tal vez para que algún día detengas a otros...eso el tiempo lo diría.
Doblaste las rodillas sin pensar más y te dejaste caer en el piso. Ahora estás observando todo, en silencio. Ya no hay esfuerzos en vano, duermes sin preocupación. No se avanza, tampoco se retrocede; duele.
Canción del blog: Trust in the lord-Sixpence None the Richer

16.9.09

Sin decir una sola palabra

Vamos caminando sin decir una sola palabra, tú llevas la delantera porque no he podido detenerte al inicio de esta carrera sin sentido. El dolor que arrastro me alenta más en cada paso que intento dar, tú no te das cuenta que ha pasado tanto tiempo que la distancia hace que nos perdamos de vista uno al otro. Me detengo en el camino para ver hacia atrás y me doy cuenta que apenas he logrado dar los primeros pasos; sigo tan lejos de tí como cuando empecé esta carrera, a veces pareciera que hasta más.
Si te hubiera podido tomar la mano, para no que avanzaras sin mí; si hubiera avanzado sin tí...tal vez todo sería menos difícil.
Siempre buscábamos la misma meta, pero las cosas de pronto dejaron de verse igual para los dos, ya nada se ve del mismo color. Guardo en silencio, mis ideas, para poderte ver sonreír aunque sea a lo lejos; aunque nunca haya podido sostener tu mano, ni abrazarte.
Veo hacia enfrente y ya no estás ahí, me detuve en el tiempo hasta perderme en él, como si me castigara por no tomarle en serio en algún momento.
Veo mi cuerpo, agotado de luchar en contra de la corriente, tratando de alcanzarte; me dejo caer al suelo sin gritar mi desesperación. Siento el frío atravesar la piel desgastada de tanto esfuerzo, grito para mis adentros y miro al cielo.
Ya no hay nada que me detenga, ya no se puede caer más abajo; el cielo tiene nubes pero sigue visible. Se escuchan los pasos de otros a mi alrededor, sé que no estoy sola. Desde aquí los pasos se oyen más grandes y fuertes aunque ya no me da miedo.
Canción del blog:Amorino-Isobel Campbell

Tristeza en tus ojos

¿Por qué noto un dejo de tristeza en tu mirada?- me dice mientras la abrazo sin pronunciar una palabra. ¿Cómo le explico que me duele donde ella no puede protegerme? Si pudiera le diría que la parte de mí que más me duele, no se puede tocar, no se puede ver, sólo se puede sentir. Siento dentro del corazón como la oscuridad va dominando mis sentidos, voy perdiendo el control de lo que digo y como hago las cosas.
Pareciera que quiero ser cruel y lastimarte, cuando lo único que quería era hacerte feliz. Aunque nunca entenderemos que fué lo que pasó, yo sabía que significaba intentarlo y no debí lanzarme desde tan alto al conocer el impacto.
Van cayendo por la ventana las estrellas mientras sigo imaginando como hubiera sido todo, sin poder articular una palabra, con ella en la puerta de mi cuarto en silencio. ¿Qué le digo? No puedo esconder en mis ojos ya, las lágrimas que brotan desde el alma que agoniza.
Despierta el Sol mi razón, que cansada de dar vueltas en su vida, regresa a mí para hacerme entender que ya es tiempo de acabar con esto. Hubiera querido dar marcha atrás y obligarme a quedarme en silencio en ese momento para no tener que hablar ahora, cuando el tiempo ha logrado abrir una brecha muy ancha, sobre la cual hay que brincar para seguir adelante. Mis piernas no tienen la fuerza para tomar impulso, la caída es inevitable y el dolor ya no es opcional. Lo llevo tan adentro como el alma misma, como si estuvieran unidas con un hilo inquebrantable e invisible. No se puede suavizar el impacto, aunque lo intentemos juntas, porque quien realmente saldrá herido, no caerá por esta misma brecha.
No puedo alcanzarle aunque estire los brazos a toda su capacidad, habrá poco que hacer y ya no se puede evitar nada. Me mira a los ojos sin pronunciar una palabra; sin que yo la detenga de alejarse, avanza, dejándome atrás.
Siempre pensé que no se daba cuenta que al observar el suelo, estaba buscando los pedazos de mi corazón que habían azotado y rebotado por todo el mundo. Creía que su silencio era de indiferencia ante las noches en que mis palabras no decían lo que yo sentía. No sabía que yo la he alejado tanto de mí que se volvió una espectadora en mi vida y ya no una participante; que este dolor que me pesa, también la lastima.
Si hubiera sabido cuanto hago con cada palabra que callo, probablemente hubiera hablado a tiempo, tal vez no tendría tantas razones para llorar el día de hoy. Tal vez no perdería tanto esta noche, si hubiera sabido que hacer...
Canción del blog: Hallelujah- Imogean Heap