4.5.09

Por unas bisagras

Siempre odiaste el sonido de las bisagras viejas de la puerta de la entrada de esta casa; siempre rechinabas los dientes cuando alguien entraba por esa puerta y terminaste por mandar a poner una puerta pequeña en la sala para que entraran los comensales por ahí. Nunca se te ocurrió mandar a aceitar las bisagras y preferiste hacer una puerta nueva.
Discutimos muchas veces sobre lo que se debía hacer para hacerte feliz y no se te ocurrió que mi sugerencia sería menos complicada que tu gran idea.
Los días pasaron y la puerta apareció frente a tí sin que escucharas ni una vez lo que yo tenía que contarte,sólo porque otros te habrían llenado la cabeza de ideas negativas sobre mi pensamiento.
Perdía la batalla de obtener tu confianza, cuando miraste de reojo que me subía en la escalera para alcanzar las bisagras...gritaste porque creías que tumbaría la puerta y corriste hasta donde yo estaba.
El bote de aceite en mi mano se resbaló hasta el piso pues el grito me había tomado por sorpresa y la escalera tembló con el movimiento de mi cuerpo.
Te ví acercándote a mí y sentí como al ir cayendo el bote de aceite, iba haciendo imposible pisar firme los escalones en que me encontraba...y lo último que recuerdo es tu mano en mi frente.
Mi cabeza sangraba y los ruidos a mi alrededor retumbaban desde la herida hasta adentro de mi cerebro, los dedos me temblaban, todavía llenos de aceite y tú gritabas, llorando del miedo, sin que pudiera responderte nada.
De pronto, los paramédicos obstruyeron mi vista y te perdí entre toda la gente; cuando desperté estaba en casa, sentado junto a tí, pero me ignorabas aunque te gritara y estabas muy triste.
Me levanté de la cama y te fuí a hacer un café pero no logré pasar de la cocina cuando escuché que gritabas mi nombre, corrí a tu lado y trate de abrazarte..pero ya no lo pude hacer.
Canción del blog: Elephants-Rachel Yamagata

2.5.09

No frenó...

Ese día no cedió el paso; el coraje nublaba su vista y no hundió el pie en el freno. Todo de pronto se pausó al golpear los carros, sin que nada pudiera cambiar el rumbo de esta historia, más que ese hombre que tanto daño le había hecho.
El otro carro tenía tanta prisa que no pensó en frenar bajo el letrero de alto, ella no quiso dejar pasar a un prepotente más que ignora los señalamientos.
Siempre había estado cansada de ser la persona gentil que manejaba a paso calmado, no soportaba que otros carros se cerraran en su camino y se largaran tras asustarle. Esa tarde ya nadie le iba a hacer tener miedo, era el principio de otra persona.
Sin haber pensado más en las consecuencias, dejó ir el pie sobre el acelerador, harta y frustrada de todo lo que significaba haberse quedado callada en tantas ocasiones que debía haberle gritado a la gente estúpida que pensaba era omnipotente.
Los carros golpearon muy fuerte uno contra el otro y el ruido ensordecedor llamó a toda clase de mirones que ella sólo podía escuchar. Los gritos y ruidos la aturdieron por un momento, sin poder distinguir entre los paramédicos que trataban de sacarla del carro donde había quedado prensada. Lo único en su mente fue ese hombre que la había humillado por última vez.
La mujer del otro carro, sin haberselo propuesto se había salvado del impacto directamente, y con algunas heridas menores, salía del auto con ayuda de un policía que no acababa de entender el impacto tan brusco entre los carros.
Semi consiente alcanzó a ver el rostro de la mujer parada cerca de su puerta y gritó en realidad por ansiedad que había ido acumulando desde que se había subido al carro...
Al subirse al carro, que sin querer no sólo condujo a casa, sino a su muerte, había una sola cosa en su mente. Las lágrimas que caían de sus ojos eran una frustración tangente del daño causado sin remedio en ella; su cuerpo temblaba de coraje acumulado y sólo lograba escaparse por sus manos que se movían bruscamente para empezar el recorrido a casa.
Esa tarde, en su momento único de lucidez, había entendido que nadie más era responsable de ella, más que sí misma, y que de ahí en adelante, no culparía a nadie de sus problemas, pero tampoco permitiría que nadie se acercara a ella para simular una solución.
El volumen de la música era muy alto pero sus pensamientos gritaban dentro de su mente aún más fuerte y por ello no se dió cuenta que lo que hacía era ilógico en su verdadera forma de ser y actuar, hasta que fue demasiado tarde.
Es increíble como una persona pudo dañarle el alma de esa manera, para torcer su pensamiento y hacer que en lugar de detenerse un poco, acelerara de la manera que lo había hecho y así, al acabar con la gente que la lastimó, en realidad terminó su vida...porque nunca más iba a dejar que alguien más fuera responsable de su vida.
Canción del blog: Rank1-Airwave (Sunset Chillout Remix)

Los grillos

Con el tiempo fui desarrollando esta sentimiento encontrado por los grillos; al principio solo me recordaban al castrante abuelo que torturo a mi padre hasta convertirlo en un hombre frío y alejado de nosotros. Verlos desde niña me provoca repulsión, aunque no es culpa de los pobres animalitos cuyo único propóstito en la vida ha sido anunciar el cambio de estacion y la llegada del calor. Mi abuelo los ama, y mi padre por alguna razón siempre ha buscado aquel símbolo en donde sea para regalárselo a su padre, por amor, como yo probablemente lo haré siempre con las cosas que le gustan al mío a pesar de todo. Es difícil creer que los grillos puedan entonces, provocarme una sensación tan contraria, ahora que he crecido, cuando los escucho.
Mi abuelo siempre será una memoria lastimosa en mi alma, aunque ahora sea un hombre frágil y que requiere muchos cuidados, porque abandonó en muchas maneras, mas allá de la física, a un hombre que tuvo que luchar contra sí mismo aparte de contra el mundo, para sobrevivirle, cuando debería haber sido mas noble. La vida fue golpeando a mi padre y no estuvo ahí mi abuelo nunca para ayudarlo, nunca lo estuvo para nadie de esta familia hasta que eran ya personas fuertes, independientes que entonces, debían rendirse a sus pies para agradecerles el mero factor de darles la vida. Cada vez que vamos a alguna tienda y vemos algún producto con grillos, todos corremos a escoger el que más le pueda agradar a ese hombre frágil que ahora es mi abuelo, y se lo preparamos en un regalo especial, que no siento que meresca, ni hoy ni en mucho tiempo.
Sé que la vida es justa y nos va poniendo en el lugar que merecemos pero con mi padre, la vida siempre ha sido injusta, y cobijar a mi abuelo, me parece una forma de insulto para sí mismo y todos lo que lo amamos, -a mi padre-.
Por otra parte, el sonido de los grillos causa en mí una melancolía, alejada del odio que a veces creo que siento por mi abuelo, que con el paso del tiempo se ha ido suavizando a una mera indiferencia. Siempre pienso en mi madre, que al oirlos, sufre la distancia a su pueblo, a su gente y a sus gustos. Al haber compartido con ella una experiencia llena de deleites y tristezas, en su tierra, con mi abuela, una mujer admirable y maravillosa, entiendo ahora, el dolor que siente al oir los grillos y saber que no está ya, sentada en la puerta de la cocina de su pequeña casita, en el pueblo tibio donde creció, también a tumbos un poco sí y un poco no.
Duele adentro no poderla dejar estar allá, siendo feliz con lo poco que pareciera que tiene y que sin embargo es mucho, que es el amor a la vida y a su pueblo.
Ver a los grillos me causa una náusea interna que consume la sonrisa de mi día porque me recuerda el dolor de mi padre que se ha tenido que resumir a cortesía a un hombre que le abandonó a una suerte dolorosa y llena de tumbos, pero escucharles me hace recordar esos días que acompañe a mi madre a su pueblo a disfrutar de un mango que cortábamos directamente del árbol junto al río y lastima mi corazón en una manera sutíl que a veces hasta se disfruta, pues trae consigo el recuerdo delicado, de momentos limpios de pretenciones, llenos de alegrías que naturalmente no encuentras en esta ciudad llena de prisas e hipocrecías.
Cala ondo en la memoria porque recuerdo su sonrisa, tan pura y tan irrepetible; porque sé que extraña la vida sencilla que llevaba y al mismo tiempo me hace pensar en todos los sacrificios que ha hecho para mantenerme cuerda y no hacer lo que mi abuelo le hizo a mi padre. Cerrar un círculo en esta familia ha sido difícil pero se trata de no repetir los errores, y es por eso que aunque frío y distante, mi padre se encuentra a nuestro lado, para no permitirse crear hijos como él y así demostrarnos su amor infinito.
Por eso, los grillos me lastiman en muchas formas que no conocen otros; en silencio con sólo existir...
Canción para el blog: Elephants Instrumental-Rachel Yamagata