4.10.10

Hasta luego

Hola a todos...
como comenté en el post pasado estaba tomando un descanso y evaluando la posibilidad de dar un giro a mi blog, pero entre han pasado cosas que además de ayudarme a crecer me han hecho cambiar de opinión.
Me siento mucho mejor en muchos aspectos y soy muy feliz, además estoy preparandome para terminar la carrera y por esto estoy haciendo algunos ajustes en mi uso de las redes sociales.
Como parte de este proceso, voy a comenzar un nuevo blog en el que platique experiencias de trabajo y tal vez algunas de mi vida personal.
Una disculpa a quienes esperaban más posts de mis escritos pero he decidido que eso se quedará conmigo nada más. Les agradezco el tiempo y comentarios que hicieron.
Luego verán en mi facebook o messenger, la dirección de mi blog; mi dA ya llegó y se los paso de una vez:
http://nicte-trujillo.deviantart.com/

xoxo
nicté

9.5.10

Paréntesis

Este blog nació con el propósito de contar esas medias verdades que se entrelazan en mi cabeza en mi día. Para mi escribir siempre ha sido una forma de catarsis saludable que me ha permitido mantener el juicio en los momentos más pesados de mi vida. Sin embargo, como todos han de darse cuenta, no me gusta mucho ventilar mis problemas al menos de manera obvia en un sitio al que mucha gente que puede tener malas intenciones, tiene acceso.

El día de hoy hago un paréntesis, no sé si definitivo o temporal en este blog, para hablar de una situación que no me es sencilla enfrentar en mi día a día pero que me parece importante comunicar con no sólo mis amigos si no con el resto del mundo.

En esta época es muy sencillo conseguir información sobre cualquier tema en el mundo, a unas cuantas tecleadas de nosotros encontramos todo lo que esperamos y siempre mucho, mucho más. Por esto, nunca consideré que lo que yo tengo para contar, pueda servirle a otros en un mundo donde ya hay suficientes bloggers de todos tipos, colores y sabores. Hace poco tiempo, gracias en cierta medida a mis amigos que me presentaron a Google Reader pude empezar a seguir muchos blogs en los que se compartían experiencias que yo he vivido a lo largo de los últimos cuatro años y que yo sentía me eran imposibles de superar y sobretodo, donde se proponen nuevas soluciones a situaciones que enfrento en mi vida cotidiana. Como (creo) ya saben, tengo diabetes desde hace poco más de cuatro años y todos los días mi enfermedad representa un reto más pesado del que la mayoría tienen que enfrentar. Mi intención con este post, no es hacer sentir culpable a quien no tiene esta enfermedad, ni que su perspectiva sobre lo que soy cambie su centro a tener una lástima por mi condición; busco explicarles por qué soy quien soy y cómo llegué hasta la persona que soy en estos momentos.

Conforme he ido creciendo he ido aprendiendo muchas cosas sobre el manejo de la diabetes mellitus que sólo me conciernen a mí y otras cosas que he tenido que obligarme a compartir con otros por mi tranquilidad y la de los que me quieren, pero siempre he sido celosa de lo que representa estar bajo control de mi diabetes y no he compartido mucho para no dificultarle al resto del mundo, un grado más su avance.

Cuando me diagnosticaron diabetes, me di cuenta cuanto miedo le tenía a la muerte y cuánto amo vivir y a quienes me rodean. El no entender de qué se trata esta enfermedad genera un terror en cada fibra de tu cuerpo, irracional sí, pero muy real. No sabes qué significa lo que te están diciendo, todo se ve complicado y pareciera que tus fobias se van contra ti para acabar con lo que eres. No siempre se deja acercar a otros para compartir la carga y disipar el miedo, no porque uno sea malo o quiera causar daño. Es precisamente lo contrario, el no querer que los demás sufran por algo que a ti te está pasando, lo que te hace aislarte del resto del mundo para entender qué está pasando. A comparación de muchos otros pacientes con diabetes, yo no tuve a un doctor que me explicara que yo no tenía la culpa de lo que estaba pasando, mucho menos se me explicó con la sutileza de un doctor que entiende lo que esta enfermedad representa, de qué se trata la diabetes. Dos semanas antes de mi cumpleaños número 17, me encontraba en un consultorio, frente a un doctor que me decía que no le importaba que tuviera miedo y que tenía que aprender a inyectarme. Mis papás estaban conmigo, dándome la fortaleza que yo no podía sacar de mi interior, mi hermano guardaba silencio mientras empezaban a caer las lágrimas de una persona que acaba de enterarse que por el resto de su vida, lo normal será lo anormal. Cuando eres adolescente, el mundo se ve pequeño y quieres acabar con él, piensas en tantos proyectos que no te alcanza la mente a almacenar todo y crees que vas a salvar a la humanidad de sus desgracias y yo estaba ahí sentada…pensando que ya no podría hacer absolutamente nada normal.

Una parte vital del buen control de una persona con diabetes, es el equipo de doctores que le respaldan; ellos son tus guías y tus ojos cuando no sabes en qué dirección avanzar, metafóricamente y físicamente. Muchas veces no entiendes lo que pasa con tu cuerpo y los únicos con respuestas son ellos; si tus doctores no tienen interés en ti como paciente o como persona, ningún tratamiento va a funcionar completamente. Con esto mente, volvemos al punto de inicio de esta nueva jornada. Mi diagnóstico fue bruto, me despertó de golpe de esa inmortalidad que creemos que tenemos y este doctor me hizo darme cuenta de la peor manera. A diferencia de muchos otros pacientes, a mí no me llevaron a un entrenamiento para el manejo de mi diabetes. Ningún campamento para entender los intercambios de carbohidratos ni cómo aplicar la insulina…nunca.

No estaba sola en esta lucha, porque mi familia se unió en una muestra de afecto gigante por mí y siempre voy a guardar en mi corazón cada llamada y cada palabra de aliento que expresaron en estos días tan espantosos para mí. Sin ellos, hubiera perdido la esperanza de avanzar y de aprender a manejar esta situación que después aprendí, era mucho menos complicada de lo que amenazaba con ser.

Decidí no dejar que nadie tomara las decisiones por mí, pues la única que estará conmigo el resto de mi vida soy yo. El internet y los libros me dieron mucha información sobre cómo domar esta enfermedad y poder vivir sin que el resto del mundo tenga que cuidarme. No voy a tener una vida igual a la de muchos de mis amigos, estoy muy consciente de esto, pero no voy a dejar de vivir. Mucho tiempo dejé en manos de quienes se supone son los expertos, el control de mi enfermedad y a tumbos he llegado hasta el día de hoy habiendo tenido temporadas buenas, malas y peores. Después de leer un libro que una persona con diabetes Y doctor escribió, me dí cuenta que la única persona que puede tener el control de esto, es uno mismo y que si una fórmula no estaba dando los resultados que yo quería era tiempo de modificar muchas cosas. Busqué un aliado, un doctor que supiera y estuviera interesado en que llegáramos a mis metas de verdad y lo encontré. Es increíble que diferencia puede hacer que tu doctor realmente esté involucrado en tu vida y cómo mejora tu calidad de vida.

Tuve que aprender que despertarme en la madrugada temblando era un signo para hacer un esfuerzo en levantarme a comer algo y que esto se llama hipoglucemia. Tuve que aprender que por feo que pueda hacer sentir a quien está conmigo, debo externar lo que está pasando ese momento y pedir ayuda. Entendí que habrá días en que no voy a estar con el azúcar en los números ideales y que eso no hace menos buena paciente o más mala persona y aprender que lo ideal, es eso, no es lo real. Me di cuenta que el no hablar con quienes me quieren de mi enfermedad, puede lastimarlos en muchos niveles y que me lastima a mí también.

Entendí que debe haber momentos en los que ignorar las reglas no es malo, sino saludable y que no debo dejar que otros dicten las reglas de cómo vivir mi vida pues soy yo la única que sabe que está pasando con mi cuerpo.

Aprendí que debo cargar muchas más cosas que otros y que junto con mi glucómetro, mis glucotabs y mi lunch siempre habrá un día que olvide el empuje para seguir adelante. Entendí que cuando mis amigos saben cómo me siento, no se preocupan por algo que no vale la pena; me di cuenta que compartirles lo que me pasa me ayuda a calmarme y los ayuda a entenderme.

Tuve además que aprender a repeler todos los comentarios de quienes no entienden de qué se trata la diabetes, para que se resbalaran todos los reproches que otros me hacen sobre algo que ellos no conocen ni dominan como yo. Encontré la manera de ignorar las miradas recriminatorias de quienes me observan comer un dulce o un pastelito o una soda o una lechuga con mucho aderezo, porque acepté que mientras yo sepa porque hago algo el resto del mundo seguirá dando vueltas en su curso normal.

Tuve que aceptar que viajar ligero no es una opción para mí y que irme de mochilazo por el mundo no es una opción en este momento, que los moretones en los hombros por cargar tantas cosas en la mochila son preferibles a una baja de azúcar sin mis tabletas o una alta sin mi glucómetro. Que checarme todos los días no es recriminarme lo que cené el día anterior, si no empezar bien mi día y avanzarlo con seguridad. Que hacer ejercicio representa una gran diferencia entre un día con angustias o tranquilidad.

Al día de hoy he aprendido muchas cosas que me encantaría compartir con todos, quienes me conozcan y quienes no, pero creo que hay muchas personas fantásticas allá afuera que lo hacen mejor que yo. Personas que me han impulsado a intentar nuevas opciones de control, como Kelly Kunik, que se ha enfrentado a tantas cosas y aún así encuentra los motivos para sonreír y cuidarse. O entender cómo esta enfermedad se manifiesta en el día a día de un embarazo, como lo ha hecho en su proyecto fotográfico Kerri Morrone Sparling y que nada en el mundo te puede detener de escalar una montaña como Jim Huck.

Lo más importante que he aprendido es que no soy la única y que hay muchas cosas que aún puedo hacer, pero sobretodo que puedo compartir con ustedes el hecho de que a pesar de lo difícil que fue entender mi diabetes, soy feliz con lo que soy y no me avergüenzo de quien he llegado a ser el día de hoy.

31.12.09

Ser feliz

No importa cuanto revise el itinerario que aterriza este invierno; las sonrisas se diluyen en el tiempo que no disfruté contigo y cae la noche para refrescar mis pies ya helados por la lluvia repentina.
He intentado muchas veces que las cosas salgan bien, siempre encontrando a cada paso que nada termina como yo lo había imaginado. Los caminos se van separando en el neblina y dejo de oír tu voz desde donde me encuentro casi sin poder, de pie.
Duele saberte tan lejos y es mi mente la que me explica que ha sido el resultado de tanta neurosis; he intentado todos los métodos ajenos y he dejado de escuchar lo que mi corazón tiene que decir.
He repasado en mi cabeza cada día que sobreviví gracias a tu sonriso, sin entender porque he entregado mi alegría a quien ni siquiera me lo ha pedido; poner en las manos de otros tu felicidad, te hace tan miserable con a aquel que no ha de saber recibir tus emociones.
Siempre se pierde la identidad en el camino a un nosotros y dejamos el yo para un día más alegre y cálido que nunca llega.
Se revuelven las emociones en la frustración de haber dejado en otros la alegría propia de seguir vivo, nos han enseñado desde que nacemos a tener esta gran dependencia.
No entiendo porqué no podemos ser felices con lo que somos y siempre busco el complemento que seguramente llevo dentro en realidad; trato de no irme a contra corriente en este mar de lecciones y aceptar que sólos nacemos y sólos nos moriremos.
Me abrazo a la idea de que algún día una de las dos ideas podrá más que la otra; encontraré la felicidad en alguien más o aceptaré que la llevo dentro...y por fin seré feliz.
Canción del blog:Amorino-Isobel Campbell

1.12.09

Soledad y Silencio

This is a silent cry of help
Nunca admitiremos que duele dentro del corazón, más allá de donde alcanza a ver el ojo humano. Lloraremos en silencio, ahogando el grito en la garganta apretada para no dejar escapar el dolor.
El cuerpo nos tiembla, la música cubre el sonido de las lágrimas que van recorriendo nuestras mejillas y nos abrazamos sin pedir ayuda; dentro de nuestra imaginación se darán cuenta que algo está mal y no nos abandonarán hasta que todo esté bien.
Es un grito de auxilio que ahogamos en el estómago revuelto de tanta ansiedad, nos secaremos las lágrimas con las manos heladas. La sangre no alcanza a llegar a todo el cuerpo, tan retraído por el miedo.
Alguna vez dejaremos entrever que la mirada se cae al piso pero no seremos sinceros sobre que van siguiendo nuestros ojos y sólo sonreiremos ante la debilidad de dejarnos ayudar.
¿Dónde encontraremos la esperanza para seguir adelante? En la mentira del bienestar en esta realidad, caminando lentamente mientras nos convencemos que mañana será mejor y que hay motivos para aparentar.
La desesperanza se irá colando, haciéndose presente en cada poro de nuestra piel; nos engañaremos pensando que todo estará bien.
La garganta quiere gritar, la mente quiere ocultar y el cuerpo tiembla sin saber cómo reaccionar.
La incertidumbre del futuro y la soledad en que nos hemos encontrado nos hundirá en la oscuridad, tan profundo que nadie nos podrá alcanzar. La mente dejará de pretender y la barrera de alegría se derretirá ante la presencia del dolor que golpea fuerte en el pecho para escapar.
Canción del blog: Scars- Allison Iraheta

8.11.09

Así sería mi muerte


Siempre que esquivo un accidente,hago un ejercicio de reflexión como este:

¿Sí en aquel cruce de automóviles se acabara la vida? No pregunto en qué condiciones podría vivir, si no en cuáles moriría. Para muchos sería intrascendente y unos pocos llorarían amargamente.
Me pregunto cuánta gente asistiría al velorio, donde probablemente terminaría una guerra de ideales sin darle gusto a nadie y todos enojados.
Algunos no sabrían hasta haber pasado mucho tiempo y mis cenizas ya estarían dispersas por el mundo o nadando con las de mi nana.
Sé que habría algunos que al conocerme en la superficie, asistiría por cortesía al velorio sin tanta tristeza y me imagino al fondo de la sala a un hermano destrozado y con sed de venganza. No quiero pensar en cómo desquitaría la rabia de mi muerte.
Mi madre probablemente serena con el consuelo de Dios para su alma, recibiría a todos en silencio a ratos olvidándome muerta.
Mi padre probablemente lloraría por todas las veces que no lo hizo cuando viva y mis tíos anonadados por la sorpresa, lo abrazarían. Puedo imaginarme a cada familiar en el lugar, en determinadas bancas entre azul y buenas noches, en silencio. Mis amigos harían lo posible por venir aunque por la sopresa, probablemente llorarían en sus casas y no me recordarían en un ataúd. Estarían eso sí, mis maestros y compañeros, recitando las virtudes ensalzadas por la tragedia y en el periódico escolar hablarían indignados de una muerte estudiantil.
Pasando el funeral, cada uno tomaría un rumbo distinto, a veces en silencio y otras a gritos, hasta que el hogar en que vivo.
Este responde a : Así sería mi muerte si los frenos de ese carro no hubieran funcionado


La hoja era reciclada; por eso esta pintada.

10.10.09

On the weekends

My thoughts are put to rest & my emotions bloom with the little energy I have left

7.10.09

Más

No se acaba de extrañar, el recuerdo sigue dibujando los sentimientos en el corazón hasta el útimo de nuestros días. Lo que ha cambiado, es la lágrima que caía hasta mis hombros al saberte lejos de mí.
Sabía que algún día habría que tomar caminos diferentes y que el tiempo borraría los defectos que nos conocimos para dejarme el sabor amargo de la ausencia de algo tan perfecto.
Ojalá pudiese regresar al tiempo en que reíamos sin preocuparnos de crecer tan lejos, donde el tiempo era infinito y la alegría se multiplicaba en cada segundo que pasaba.
Sigue el dolor de la distancia, no se acaba la melancolía de haber vivido esos momentos tan maravillosos, pero todo ha cambiado.
Entendí que la vida me dió muchas oportunidades de ser feliz y las pude aprovechar, que sí tuve la oportundidad de coincidir en el mundo con alguien tan compatible, ya he podido aprovecharlo.
No dejo de extrañar, ni la melancolía desaparece, pero sí se va la tristeza acumulada, de no saberle aquí ahora, porque entiendo que el futuro siempre nos da sorpresas y nos hace sonreir de la manera más extraña.
Quisiera más tiempo, más oportunidades, más amor...
Canción del blog: Stay Tonight- Swan Lee