2.5.09

Los grillos

Con el tiempo fui desarrollando esta sentimiento encontrado por los grillos; al principio solo me recordaban al castrante abuelo que torturo a mi padre hasta convertirlo en un hombre frío y alejado de nosotros. Verlos desde niña me provoca repulsión, aunque no es culpa de los pobres animalitos cuyo único propóstito en la vida ha sido anunciar el cambio de estacion y la llegada del calor. Mi abuelo los ama, y mi padre por alguna razón siempre ha buscado aquel símbolo en donde sea para regalárselo a su padre, por amor, como yo probablemente lo haré siempre con las cosas que le gustan al mío a pesar de todo. Es difícil creer que los grillos puedan entonces, provocarme una sensación tan contraria, ahora que he crecido, cuando los escucho.
Mi abuelo siempre será una memoria lastimosa en mi alma, aunque ahora sea un hombre frágil y que requiere muchos cuidados, porque abandonó en muchas maneras, mas allá de la física, a un hombre que tuvo que luchar contra sí mismo aparte de contra el mundo, para sobrevivirle, cuando debería haber sido mas noble. La vida fue golpeando a mi padre y no estuvo ahí mi abuelo nunca para ayudarlo, nunca lo estuvo para nadie de esta familia hasta que eran ya personas fuertes, independientes que entonces, debían rendirse a sus pies para agradecerles el mero factor de darles la vida. Cada vez que vamos a alguna tienda y vemos algún producto con grillos, todos corremos a escoger el que más le pueda agradar a ese hombre frágil que ahora es mi abuelo, y se lo preparamos en un regalo especial, que no siento que meresca, ni hoy ni en mucho tiempo.
Sé que la vida es justa y nos va poniendo en el lugar que merecemos pero con mi padre, la vida siempre ha sido injusta, y cobijar a mi abuelo, me parece una forma de insulto para sí mismo y todos lo que lo amamos, -a mi padre-.
Por otra parte, el sonido de los grillos causa en mí una melancolía, alejada del odio que a veces creo que siento por mi abuelo, que con el paso del tiempo se ha ido suavizando a una mera indiferencia. Siempre pienso en mi madre, que al oirlos, sufre la distancia a su pueblo, a su gente y a sus gustos. Al haber compartido con ella una experiencia llena de deleites y tristezas, en su tierra, con mi abuela, una mujer admirable y maravillosa, entiendo ahora, el dolor que siente al oir los grillos y saber que no está ya, sentada en la puerta de la cocina de su pequeña casita, en el pueblo tibio donde creció, también a tumbos un poco sí y un poco no.
Duele adentro no poderla dejar estar allá, siendo feliz con lo poco que pareciera que tiene y que sin embargo es mucho, que es el amor a la vida y a su pueblo.
Ver a los grillos me causa una náusea interna que consume la sonrisa de mi día porque me recuerda el dolor de mi padre que se ha tenido que resumir a cortesía a un hombre que le abandonó a una suerte dolorosa y llena de tumbos, pero escucharles me hace recordar esos días que acompañe a mi madre a su pueblo a disfrutar de un mango que cortábamos directamente del árbol junto al río y lastima mi corazón en una manera sutíl que a veces hasta se disfruta, pues trae consigo el recuerdo delicado, de momentos limpios de pretenciones, llenos de alegrías que naturalmente no encuentras en esta ciudad llena de prisas e hipocrecías.
Cala ondo en la memoria porque recuerdo su sonrisa, tan pura y tan irrepetible; porque sé que extraña la vida sencilla que llevaba y al mismo tiempo me hace pensar en todos los sacrificios que ha hecho para mantenerme cuerda y no hacer lo que mi abuelo le hizo a mi padre. Cerrar un círculo en esta familia ha sido difícil pero se trata de no repetir los errores, y es por eso que aunque frío y distante, mi padre se encuentra a nuestro lado, para no permitirse crear hijos como él y así demostrarnos su amor infinito.
Por eso, los grillos me lastiman en muchas formas que no conocen otros; en silencio con sólo existir...
Canción para el blog: Elephants Instrumental-Rachel Yamagata

3 comments:

Karla said...

That was very lovely, remember to always forgive.
Entiendo tu sentimiento, ya que los dos hombres que dicen ser mis abuelos, los veo con una mirada fria y distante todo el tiempo. Pero agradadezco que mis padres no sientan recelo hacia ellos, si no que les abren los brazos, y eso los hace no llenar sus zapatos. Eso es lo que los hace diferentes. :) i shall follow your blog n___n

Maritza said...

Muy lindo Elisa :), realmente me encanta la manera en la que escribes. Keep it uuuup :)

@reneglp said...

me gusto, tambien la manera en la que proyectas los recuerdos.